
“En medio de la corriente había un claro, una estrecha franja que reflejaba débilmente el cielo: pero las aguas laterales, donde caían las sombras del talud, o de los árboles y arbustos, tenían un aspecto tan denso como la orilla misma.” Pàgina 97
“Sin saber adónde iba, avanzaba a ciegas y salvajemente, mirando por encima de su hombro al ahora triunfante enemigo, cuando de pronto le falté suelo debajo de las patas, trató de asirse al aire y, ¡plaf!, se encontró metido de cabeza en un agua profunda, rápida, que lo arrastró con una fuerza contra la que no podía luchar, ¡ y se dio cuenta de que en su ciego pánico había caído de cabeza al río!
Salió a la superficie y trató de agarrarse a los juncos y carrizos que crecían al filo del agua, cerca de la orilla, pero la corriente era tan fuerte que se los arrancaba de las manos. […]
Al poco vio que se aproximaba a un gran agujero oscuro en la orilla, justo encima de su cabeza y, cuando llegó a su altura, arrastrado por la corriente, estiró la pata cuanto pudo y se cogió del seto y trató de resistir.” Pàgina 158
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